Beta score: Guasón (5/5)




Guasón es la historia de un hombre que se dejó consumir por el odio y por la ira. Había leído la crítica de A.O.Scott para el NYtimes, en la que el famoso crítico hacía de menos la película de Phillips y la actuación de Phoenix. La había contrastado con el comentario de Michael Moore sobre esta peli que difícilmente encaja dentro de la gramática de superhéroes a la que nos tienen acostumbradas las otras pelis de DC o las de Marvel, con excepción de Logan, que también reconstruyó la estética de su narración para darle más valor al trabajo de escritores y artistas que en la industria de los cómics han logrado grandes cosas, en ambos sellos.

La última vez que recuerdo haber visto a Joaquin fue en I'm still here y antes de eso tenía la imagen de su actuación en Gladiador que nunca pude terminar de ver. Desde que Russel Crowe se expresó mal del Ecuador después de filmar Proof Of Life, me desencantaron sus posteriores películas.

En I'm still here, Phoenix me cayó extremadamente bien. Aquella película es en cierta forma un performance que rebasa el concepto de lo cinematográfico. A la vez que guarda un poderosísimo mensaje sobre las trampas de la fama. En aquella ocasión, subido de peso y con una barba salvaje, el misterioso actor a quien se le han escapado los roles de galán, pretendía ser una versión de sí mismo que perdía la razón al intentar reinventarse como un artista del rap.

Desde la primera vez que escuché sobre esta nueva versión de Joker, lo que más se destacaba era la presencia de Phoenix, lo que implicaba que se buscaría dar profundidad al rol muchas veces bidimensional del villano. Todavía se puede recordar con facilidad, aquella versión cómica de la serie de batman, con Adam West, en la que causa más gracia que miedo. A esto, sin embargo, había como contrastarlo con la magnífica interpretación de Jack Nicholson, en la película que en 1989 Tim Burton haría, del vigilante encapuchado de ciudad gótica.

La de Heath Ledger, que es la otra actuación memorable del Guasón, porque la de Jared Leto se pierde en la bulla de pop art del Escuadrón Suicida, está teñida por la desgracia de la partida apresurada del actor, que cometió suicidio, después de entregarle al mundo una visión muy atemorizante de lo que podía ser el archienemigo de Bruce Wayne cuando corre con disfraz de murciélago jurando vengar la muerte de su padre, haciendo uso de todos los recursos que su fortuna le permite.

De esta manera, Joaquín Phoenix, que se roba los comentarios, pese a que la fotografía y el sonido, así como la dirección de arte y la puesta en escena sean magníficas, tenía frente a sí el reto de atravesar una interpretación para la cual tuvo que perder tanto peso, que según me comentaba la Mari: había leído que sentía que empezaba a perder la cordura.

La otra gran protagonista de la película, la ciudad de Nueva York, que solo es referenciada como ciudad gótica para cumplir con la convención de la marca Batman, se muestra en un capítulo anterior al que muchos vimos brillar, cuando crecíamos en los noventas viendo FRIENDS, pensando que sería increíble algún día habitar la gran manzana.

Nada más lejano que esa versión edulcorada de aquella ciudad que alguna vez se llamó Nuevo Amsterdam, la que Phillips, el director de la cinta recrea, cuando aquella urbe que le ha dado forma a la globalización a partir de la caída del muro de Berlín, atravesaba una de sus peores épocas, durante los años setenta.

Para entenderlo desde nuestra ecuatorianidad, se podría decir que mientras latitudes como las nuestras recibían grandes ganancias petroleras, en Estados Unidos e Inglaterra, el wellfare state, daba patadas de ahogado, quizás en parte por las divisas que se les fugaban. Esto significaba que esa sociedad que había visto grandes avances en los cincuentas y sesentas, para los años setentas, tenía problemas para poder sustentar sus ayudas sociales, sus servicios, y por ende su convivencia.

Lo que para el personaje de Arthur Fleck, que se convertirá en el Guasón significa que pese a necesitar medicación para tratar su condición de salud mental- en palabras de su terapeuta- tendrá que dejar de recibirla, porque a los poderosos de aquella ciudad, gente como él (y como ella), no tienen ningún valor.

Aquí es donde la perspectiva de Michael Moore, superaba los cuestionamientos cinematográficos de A.O.Scott, al referirse a la cinta como un diagnóstico de los problemas que otra vez está experimentando nuestra civilización capitalista, en la que se deja a la buena de dios, al desvalido, y en la que se acunan grandes conflictos, por la falta de atención que se le presta a los signos de que no se está haciendo lo suficiente por acallar las voces de odio, por auxiliar a quienes han quedado en el lado menos beneficiado por el sistema económico, mientras que no se cuestiona la inmensa inequidad que nos gobierna.

El Guasón es una película incómoda, a lo que le adjudico la reacción enfadada de A.O.Scott, porque nos recuerda lo que vemos en nuestras pantallas, en vivo, en nuestras ciudades. Es una película incómoda también en Quito, después de que fuéramos testigos de actos inusitados de violencia. Después de que constatáramos que nos falta mucho camino para poder decir que el Ecuador, país de paz, es verdaderamente eso.

Esa incomodidad es necesaria. El buen cine lo hace. El retrato de la violencia, y las explosiones de sangre que acontecen en la pantalla, así como sucedió con "Erase una vez en Hollywood" de Tarantino, pueden ser cuestionadas, no siempre funcionan como quizás los directores pensaran, sin embargo, la voluntad de poner la cámara en una herida de la que todavía tenemos muchas cosas que aprender, y en este caso, en un cómic que nos ha entregado grandes historias, es algo que sí se puede valorar, sentado en un teatro, ese espacio que tenemos como habitantes de la ciudad, para observar, desde la perspectiva del otro, elementos que atraviesan nuestras propias vidas.

El Guasón (5/5)

Santiago Soto
18 de Octubre de 2019

PS: les recomiendo ir a la sala MCX de Multicines en El Condado.

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