Todos somos necesarios

-Eres anticorreísta?
-Eres correísta?
-Odias a Jorge Glass?
-Crees que Jorge Glass es inocente?
-Estás emocionado por la posibilidad de que el Delfín sea campeón?
-Crees que la Liga va a volver a ganar una copa?
-Viste el último porno que hizo Sasha Grey?
-Ya fuiste a ver El Último Jedi?
-Crees que los ecuatorianos son inferiores a los habitantes de Suecia?
-Crees que el Ecuador es el país más hermoso del mundo?
-No necesitas las redes sociales?
-Crees que el internet es un milagro?

La gente necesita símbolos que se constituyen en elementos del lenguaje. Los seres humanos, nos volvimos humanos, ganando conocimientos que recibimos de los otros seres humanos, a través del lenguaje. Hay muchos lenguajes. Tenemos lenguas maternas. Podemos aprender otras. Las máquinas se comunican a través de sus propios lenguajes. Esas estructuras hacen posible que nosotros nos comuniquemos, utilizándolas.

Empecé mi lista de preguntas con el símbolo de Correa, porque me parece que este símbolo está presente en la vida de mucha gente en Ecuador. Más allá de lo que se puede concluir con la distancia con la que todos observamos los sucesos del acontecer nacional, una palabra, un rostro, una memoria compartida, se convierten en la señaletica de nuestras relaciones humanas.

Los correístas van aquí; los anticorreístas van acá.

Estos símbolos se convierten en topes, como los de las mesas de pinball. Cuando uno se topa con uno de esos símbolos, dependiendo de la relación que tiene con el mismo, rebota para otro lado.

De hecho, en estos tiempos el símbolo de Jesús, también se convierte en uno de esos topes en la mesa de pinball.

Los que rezan la novena van aquí; los que no rezan la novena van acá.

Ayer, en el twitter una chica joven, que empieza sus veintes, despotricaba contra la palabra irreverente. Le parecía que esa palabra representaba un concepto ridículo. Algo que no se debe celebrar, ni premiar en la sociedad. Ser irreverente, para esa chica, era para lo que otros es ser pastuzo.

Con la devida disculpa a los pastuzos.

Generación tras generación, los diferentes paradigmas culturales que nos ocupan, se valen de símbolos clave para orientar a esa generación; para trazar su ruta; para encargarles un rol; para otorgarles un lugar (o la ausencia del mismo).

Forzando un poco el argumento, vuelvo a uno de los símbolos que para mí se volvieron elementos de lenguaje:

La Crisis de los Noventa

Creo que la crisis de los noventa nos golpeó, a cada uno de mis hermanos, que estamos separados por unos seis años entre hijo e hijo, a que tengamos paradigmas diferentes de vida.

Así,

Mi hermano mayor se volvió ingeniero: en su generación era muy mal visto ser músico.

Yo me hice cineasta: en mi generación era muy mal visto ser ingeniero.

Mi hermano menor se hizo cirquero: en su generación era mal visto ser cineasta.

Estoy utilizando con ligereza la expresión era mal visto. Quizá es en realidad algo más sutil y también distinto en cada caso, en cada familia.

Sin embargo, la imagen de los tres reaccionando a tres símbolos distintos: el de la ingeniería, el del cine, el del circo, en un contexto social como el de la Crisis de Finales de los Noventa, me da una pauta de como, a nivel social, también reaccionamos en forma grupal a estos símbolos, por ejemplo:

-El Correa.
-El Delfín.
-Star Wars.
-Suecia.
-El Ecuador.
-La Religión.
-Jesús.
-Sasha Grey.

Cuando empecé a escribir este texto sabía que al final quería introducir una idea:

Todos somos necesarios.

Los seres humanos tendemos a formar grupos. A veces, estos grupos terminan causando grandes sufrimientos. A veces, formar grupos sirve para lograr establecer una cadena productiva. La necesidad de observar a la sociedad partida en grupos nos ofrece una gran comodidad: no tenemos que estar analizando a cada individuo.

Sin embargo, con los años y los cambios de paradigmas que suceden, esos grupos se fracturan y se modifican.

A veces, nos quedamos sin grupo al que pertenecer. Nos quedamos solos y nos sentimos vulnerables. Eso puede llevar a cualquier persona a la depresión y a una serie de conductas de riesgo que pueden amenazar su vida.

Por eso quería volver a la idea de que:

Todos somos necesarios.

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