Empezando a conocer Cotocollao
Vivo aquí desde que nací y solo ahora estoy empezando a conocer la historia de Cotocollao. Este pueblo era uno más de aquellos de la serranía en el que se encontraban varias haciendas en las que vivía la gente de una forma bastante apegada a la religión. Eso no quiere decir que no disfrutaban de la vida y del buen trato que era característico de los antiguos.
Este valle era muy fértil y las familias que tenían aquí sus propiedades, acompañadas de sus núcleos extendidos, disfrutaban mucho de la bondad de este terreno. Dicen que el maíz no se perdía. Que una vez al año se daban unas mazorcas muy, muy buenas.
El detalle del descubrimiento arqueológico decora la historia de este lugar. Una coincidencia que se puede disfrutar es que dada la migración interna que hubo a partir del terremoto de Ambato, el arte del trabajo en las ollas de barro, volvió a ser parte de la vida de este sector.
Esta actividad había sido practicada por sus primeros habitantes, según el descubrimiento arqueológico: aquellos que formaron la aldea agro-alfarera de Cotocollao en el período de Desarrollo Regional, del 1500 al 500AC.
Hay que tener en cuenta que, en el caso de la población más antigua, dicha actividad era posible solo por la presencia, en la hoya de Quito, de una gran laguna que algunos recuerdan con el nombre de El Totoral. Ya que, en las orillas de esta laguna se podía encontrar la arcilla con la que se realizaba la alfarería. Se dice que la laguna se secó por causas naturales.
Les dejo con la curiosidad y el consejo de que se nutran de la historia oral que está en los mayores que a veces pasan desapercibidos por las calles de nuestras ciudades y nuestros pueblos.
Este valle era muy fértil y las familias que tenían aquí sus propiedades, acompañadas de sus núcleos extendidos, disfrutaban mucho de la bondad de este terreno. Dicen que el maíz no se perdía. Que una vez al año se daban unas mazorcas muy, muy buenas.
El detalle del descubrimiento arqueológico decora la historia de este lugar. Una coincidencia que se puede disfrutar es que dada la migración interna que hubo a partir del terremoto de Ambato, el arte del trabajo en las ollas de barro, volvió a ser parte de la vida de este sector.
Esta actividad había sido practicada por sus primeros habitantes, según el descubrimiento arqueológico: aquellos que formaron la aldea agro-alfarera de Cotocollao en el período de Desarrollo Regional, del 1500 al 500AC.
Hay que tener en cuenta que, en el caso de la población más antigua, dicha actividad era posible solo por la presencia, en la hoya de Quito, de una gran laguna que algunos recuerdan con el nombre de El Totoral. Ya que, en las orillas de esta laguna se podía encontrar la arcilla con la que se realizaba la alfarería. Se dice que la laguna se secó por causas naturales.
Les dejo con la curiosidad y el consejo de que se nutran de la historia oral que está en los mayores que a veces pasan desapercibidos por las calles de nuestras ciudades y nuestros pueblos.
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