Los territorios de la memoria

Llevo años escribiendo sobre el norte de Quito, desde la relación entre la geografía urbana y la memoria. El Norte como proyecto interrumpido, en especial el Noroccidente (tan distinto y tan distante al Centro-Norte) es el lado B de la historia del desarrollo de los valles, en especial de Cumbayá. 

En mi búsqueda he encontrado una relación entre los procesos sociológicos y los sicológicos, como esa búsqueda de atar cabos que une a la física cuántica con el estudio de la gravedad y los agujeros negros. 

El Norte, este norte, es una especie de agujero negro que se ha tragado una parte de nuestra memoria. Esto tiene que ver con un proceso sicológico que la población necesitó, después de haber atravesado un evento traumático.

Me ha servido el entender que en los noventas, nuestra herida fue económica. Eso me sirve para tratar de acercarme a ella, como cuando uno piensa sobre los resultados de la caída de la bomba en Hiroshima, cuando estudia la estética con la que reinventaron su identidad los japoneses.

Cumbayá nos permitió olvidar. Nos permitió reinventar nuestra identidad, reinventar nuestros pasados. Olvidarnos de la promesa interrumpida del bienestar norteño. 


Cada vez que me acerco a este tema, lo hago con más respeto porque entiendo que es un acercamiento que se conecta a una multitud de historias personales. Cada una de las cuales, busca construir su propio sentido.




Santiago Soto
08/04/16

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