Mientras cuidaba del jardín de mi casa (un pequeño texto sobre el cáncer)

El cáncer, como enfermedad que habla de nuestros tiempos, como index, como zeitgeist, es una realidad en ambos costados de la calle. Es una enfermedad que impide pensar que el césped es más verde en la casa del vecino. Es una condición que nos obliga a replantearnos la forma en la que vemos la vida, un llamado de atención que nos vuelca a buscar desarrollar otras formas de ver nuestra existencia, de apreciar el tiempo, la compañía, la memoria y los sentimientos.
He decidido escribir este pequeño texto sobre algo que yo considero que más que una enfermedad, es una realidad, a la que tenemos que hacerle frente y tenemos el derecho de pelearle con cariño, con todo el cariño que se necesita para sobrevivir, con el más profundo amor por la vida, con todas las herramientas que tengamos a nuestra disposición para recordar la gran fortuna que es ser el compendio de esta infinita red de partículas luminosas que se alimentan del sol y que caminan bajo su luz con la consciencia de una identidad, una identidad humana, la de un individuo que forma parte de esta gran familia que es nuestra especie.
A la historia le gustan las formas cíclicas y los límites de los paradigmas que nos han impulsado durante estas últimas décadas, han hecho que sintamos la tentación de olvidarnos de nuestra inteligencia natural. Desde hace unos cuatro años que cuido el jardín de mi casa, tratando de aprender, de las hojas de mi álamo enfermo, lo que no pude aprender en veinte y tres años de educación institucionalizada. Busco en las plantas recordar que hay cosas que no se pueden resolver con la inmediatez de la tecnología, con la brutalidad de la modernidad, con la frialdad de la economía.
Este es un camino espiritual en un mundo convulsionado por la intolerancia religiosa y el fanatismo, es un camino personal, y la escritura me permite buscar en el lector la posibilidad del contacto, la identificación con mis fibras más nobles, con lo que queda de mi infancia feliz, tan feliz, acunada en el seno de una familia inmejorable.
Este es un texto sobre la familia y sobre el amor, que busca crear un nido en medio de las ideas que nos confrontan, apuntando a superar uno de los mayores retos que nos ha puesto en frente esta época. No hay tiempo para discusiones desalmadas, ni para egoísmos inútiles. Tenemos la oportunidad de ser humanos más capaces de abrazar nuestra consciencia y disponemos de la experiencia suficiente para saber que la solución nunca es la violencia.



Santiago Soto
08/30/16

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