Un golpe de suerte (sobre la nueva versión de Ben Hur)

Estábamos en el cine decidiendo qué veríamos, escogiendo entre Las Cazafantasmas y Ben Hur. Había visto un comentario sobre esta última en el NyTimes y tenía muchas ganas de verla. Quería hacerlo porque nunca me atreví con la película clásica. Desde que era niño y mi abuelo Mario me inculcaba el amor por el cine, tenía mucho recelo de esas películas de los años dorados de Hollywood. Me parecía un mundo de códigos impenetrables. Sabía que Ben Hur era una película que mezclaba lo histórico, con una gran aventura. Sabía que lo histórico me remitiría a lo bíblico. De niño siempre quise sentir una distancia de ese mundo religioso que todavía habitaba en Quito con un cierto tono punitivo y depresivo. Entonces, esta nueva versión de Ben Hur era la oportunidad de entrar en esa película que ya la generación de mis padres consideraba excesiva, iba a poder hacerlo gracias a que el lenguaje de los blockbusters épicos digitales ya forma parte de mi imaginario, de un espacio en el que me siento cómodo. Ver la película fue un acierto. La disfruté y me conecté con la historia, con los personajes. Hay mucha gente de mi generación que tiene problemas con aceptar este giro neoclásico que ha tomado la cultura pop. Fuimos criados con el ímpetu deconstructivista del posmodernismo noventero y lo clásico parecía estar a años luz de nuestras búsquedas. Durante los dosmiles, por el trauma que me generó la bárbara guerra de irak, me aferré a mi cultura noventera de resistencia formal. Hasta que ese mundo dejó de servirme para explicar lo que tenía alrededor y tuve que abrirme, dejar de antagonizar y buscar la forma de conectarme con la cultura contemporánea. Así, estos años de la segunda década del siglo veinte y uno, me he dedicado a reconciliarme con la cultura popular, venga de donde venga. Intento sentirme parte del mundo, a la vez que profundizo mis conexiones con mi lugar, desde mi emotividad, desde mi memoria afectiva, desde mi noción de hogar, tanto inmediato como local, quiteño, ecuatoriano y latinoamericano. Dejé de creer que tengo que vivir metido en una trinchera de resistencias ideológicas. Intento escuchar más, ver más, leer más. Qué afortunados fuimos de toparnos con esta peli. Qué afortunado fui de toparme con esta peli, una tarde de verano con la Marisela.




Santiago Soto

08/29/16

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