Sobre la ausencia de los escritores de mi generación

Ayer fui a una librería buscando una voz que hablara de lo que vivo, un autor que escribiera sobre lo que me pasaba, una guía que me sirviera para atravesar la neblina, una voz de mi generación que celebrara el estar vivo. 

Entre los estantes de la escritura ecuatoriana, aparecieron voces de gente nacida en los cincuentas, en los sesentas, en los setentas y de repente, un vacío. Como si la literatura se hubiera callado. El vendedor se apresuró a recomendarme una escritora ecuatoriana nueva, nacida en mil novecientos noventa y ocho.

Este es un texto pequeño sobre mi generación. Dedicado a mis amigos que tuvieron que hacerse profesores porque no pudieron ejecutar su profesión. Es un texto que nace de la necesidad de comunicarnos.

Nuestra generación parece haber sido devorada por una mala coincidencia histórica y lo digo refiriéndome al contexto más local, a mi ciudad, a mi barrio.
Hay generaciones que se pierden entre las páginas de las ideas que acaparan las discusiones. Hay generaciones que se pierden entre las tendencias que brillan en los medios. Hay generaciones que se ahogan en los cambios de época, en los giros inesperados de la historia de la humanidad.
Es un texto que también apunta a que hablemos en los mejores términos posibles. Quizá el lenguaje se nos fue de las manos. Quizá nuestra forma de comunicarnos es utilizando links de youtube porque esos símbolos nos permiten decir, sin decir, que compartimos sentires, que estamos volviéndonos viejos juntos.

Sentirse acompañado es importante, ese es otro de los usos de la literatura y quizá es uno de los que más contribuyen a la salud mental de un pueblo.





Santiago Soto
07/07/2016

Comentarios

Entradas populares