Tiempos de Ciencia y Magia (cap.1 3/10)

Después de varios meses, Xavy había decidido volver a la ciudad. El riesgo de contagiarse y morir seguía ahí. Sin embargo, tenía necesidad de encontrarse con Jessica, con quien mantenía una relación amorosa desde hace varios años.

Su padre, Frank, había decidido que era momento de darle una oportunidad al oficio de su familia y acercarse a su padre, Pflum, de quien llevaba años sin cruzar palabra. No lo hacía del todo por amor a su familia, sino porque se había quedado sin gran parte de sus ingresos y su padre, el viejo mago de la parroquia, parecía ser el único que tenía idea de como vencer a este mal que estaba haciendo tambalear la estructura social de la ciudad de la Ciencia.

Para Xavy, las diferencias entre su padre y su abuelo habían sido una forma de aprender algo que no se impartía en la escuela. Su padre representaba a una época en la que el valor de las tradiciones había dado paso a la necesidad de desprenderse de cualquier sentimiento de pertenecia, para poder volcarse a aprovechar los recursos, mediante los métodos que solo la tecnología hacía posible. Esto había estado presente desde temprano en la vida de Frank, ya que en su infancia la imagen de la Ciudad se modificó, cuando abandonó su antiguo nombre XY-EMM-LLYA lo que significaba gran pradera amarilla, en el lenguaje de los antiguos pobladores, por el de Ciencia, que obedecía a la interpretación fonética que se hacía desde el castellano que hablaban las élites que dominaban desde tiempos de la gran invasión europea.

Para niños como Frank, reconocerse desde la imagen que buscaban establecer la élites, que vivían encerradas en la ciudadela ubicada en un pequeño monte en el centro de la ciudad, era la única forma de encontrar un camino hacia el prestigio y algo de riqueza. Su padre, Pflum, quien se había mantenido fiel a las costumbres de sus antepasados, en ese sentido había sufrido de un empobrecimiento y un proceso de exclusión sistémica, que había terminado con la partida misteriosa de Gobbie, su única hermana, en búsqueda de la XY-MAGG-LLYA, la última ciudad en la que su pueblo mantenía vivas sus costumbres y sus saberes.

Para muchos, XY-MAGG-LLYA estaba perdida para siempre, en un mar de secretos y supersticiones que le habían convertido más en una leyenda que en un lugar que uno pudiera visitar. Quien partía en su búsqueda nunca regresaba. Se suponía que esto se debía a lo peligroso que era el trayecto, a lo inexactos que eran los mapas, o también a la humillación que suponía despreciar lo que la Ciudad de la Ciencia podía ofrecer, lo que implicaba que esa persona sería castigada por su desprecio, de por vida.

La madre de Frank, también había sido una de las víctimas del empobrecimiento de Pflum y cuando no pudo más, se separó del mítico mago de la parroquia, y se mudó con sus hijos a una pequeña casa en los barrios destinados para los habitantes impuros, como los llamaban los miembros de la élite. Estos barrios tenían un carácter melancólico, que atravesaba sus caóticas rutas, en las que no se disponía casi de ningún elemento que sirviera para alegrar el espíritu. Eran simples diagramaciones trazadas para acomodarse a la necesidad de explotar con eficiencia a estos pobladores entre los que había poca esperanza de alcanzar alguna vez el estátus de ciudadanía plena. Aunque sí habían instancias en las que se consideraba que esto se podía lograr. 

Para entregarle este reconocimiento de su humanidad completa, los miembros de la élite efectuaban una serie de mediciones físicas y de desempeño de la persona, buscando siempre que se acercara a una proporción de más del 99% en el índice de la pureza.

Se había permitido ese 1% de impureza porque se consideraba que sin esa provisión de sangre externa, las élites carecían de los medios suficientes para satisfacer básicamente, sus necesidades sexuales.

Ese era el mundo que Xavy habitaba, pero pronto abandonaría la ciudad que había aprendido a temer, por una larga temporada. 

La voz de Gobbie, había empezado a dejarle mensajes escondidos en sus sueños. Como el que había tenido la noche anterior, repleto de serpientes emplumadas.


Santiago Gabriel Soto

14 de Septiembre de 2020

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