Una visión crítica sobre la idea de ser de clase media

Después de estos diez años, me doy cuenta de que el problema del concepto con el que crecí de ser de clase media es que se nos enseño a despreciar a quienes teníamos a lado, a las personas con las que crecimos, a las que nos educaron. En su lugar nos enseñaron a admirar a quienes tenían más que nosotros sin preguntarnos por qué lo tenían. Nos enseñaron a ser empleados y empleables; a privilegiar un tipo de pensamiento que nos obliga a desprendernos de nuestros principios y de nuestra autoestima, de nuestra capacidad de autodeterminación. Eso pese a que vivíamos en el lado del mundo en el que supuestamente habían triunfado las libertades y los derechos del individuo.

Después de estos diez años de usar Facebook, me doy cuenta de que no hay nadie a quien admire más que a mis compañeros de clase; a mis vecinos del barrio; a mis amigos de la vida; a mis familiares que se esfuerzan porque el lazo de la sangre se convierta en amistad; a todas las personas que tengo cerca y de quienes muchas veces pude ver las costuras, pero que al final, en las cosas simples me demuestran que pese a todas esas capas y uniformes que nos pone encima el mercado, están ellos como seres humanos y que la oportunidad de crecer, es la que tenemos de hacerlo juntos.

Esta no era ninguna clase media. Este era un grupo de gente que muchas veces estuvo por encima de mis expectativas. No importa que otros hayan llegado antes, o heredado más, que vuelen más alto o se vistan mejor, ni siquiera que hablen mejor.

Esta no era la clase media, esta era la humanidad y había que protegerla.




Santiago Soto
02/22/2017

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